lunes, 23 de febrero de 2009

el corto plazo es para los cortos

El hombre es un ser egoísta por Naturaleza. En última instancia, el instinto de supervivencia modela nuestras acciones para que garanticen la satisfacción de nuestras necesidades por encima de las de los demás.

Así también, el hombre es un ser social por Naturaleza. No por casualidad, sino porque nuestros antepasados fueron descubriendo poco a poco que el compartir aumentaba sus esperanzas y calidad de vida.

Es difícil encontrar el equilibrio entre ambas, tanto, que casi nunca podemos.

La diferencia entre ambos principios es que los dos benefician a la humanidad en diferentes instancias. El primero a corto plazo y el segundo a largo plazo. Y como los beneficios a corto plazo son más poderosos que los de a largo plazo, tendemos a actuar egoístamente en detrimento del altruismo.

Fuera de debates morales, es triste pensar como ese egoísmo no perjudica a los demás, sino directamente a nosotros mismos, y también, como nunca aprenderemos esa lección. Y esto a pesar de que nuestra economía está derruida y nuestro planeta masacrado por esa falta de visión a largo plazo.

Por culpa de esos beneficios egoístas que perseguimos, perdemos mucho más en la transacción.

Robert Frank, uno de los mejores economistas de la actualidad propone ejemplos de cómo el egoísmo de unos perjudica a todo el grupo, incluyendo a esos unos, y ya de paso empeorando el mundo en el que vivimos.

En un concierto, pongamos que todos estamos sentados. De repente uno se levanta porque EL quiere ver mejor. En respuesta a esa acción, otro se levanta para poder ver tan bien como él. Poco a poco se va levantando todo el mundo, desde los más egoístas hasta los más altruistas, hasta que finalmente todo el mundo está de pie. Nadie ve mejor que antes pero todo el mundo está de pie, cuando podría estar cómodamente sentado.

Otro, las mujeres con tacones. Egoístamente, las mujeres se ponen tacones para parecer más altas y gustar más. Pero odian llevarlos. La ventaja que le puede dar a una mujer llevar tacones, se ve rápidamente eliminada si todas las mujeres los llevan, ya que los hombres tenderán a evaluar su altura por comparación con otras. Al final, todas van incomodas y todas tienen la misma altura proporcionalmente.

Uno actual, y este ya rescatado por mí. Al ser una vivienda un bien necesario y haber mucho dinero en juego, los dueños y gestores empezaron a subir los precios. Viendo esas subidas, los demás dueños y gestores hicieron lo mismo encareciendo un bien sin razón alguna. Los pisos subían como la espuma empequeñeciendo la subida de los sueldos que no podía ir pareja e imposibilitando la compra de casas. A día de hoy, es imposible comprar una casa, simplemente porque es muy cara, lo que también conlleva a la gente a aceptar hipotecas que casi igualan su salario, imposibilitando el consumo en otras industrias.

Dudo que a esos agentes inmobiliarios, constructores y demás calaña, amigos del “vendo-los-pisos-por-planos” les beneficie ver su país con 15% de paro, las hipotecas de sus hijos comiéndoles la felicidad y su negocio al garete. Son víctimas de su propia codicia pero lo peor es que nos han arrastrado a los demás.

Vivimos en un mundo de “lo quiero hoy”, “no puedo esperar a ahorrar, vamos a financiar la nevera, la tele, la batidora”. Vivimos en ese mundo tanto los individuales como las empresas que buscan subir las ventas en sus informes cuatrimestrales y engañar al consumidor para vender hoy y perder mañana.

Pero no es puro romanticismo espetar que los que saben mirar a largo plazo son los que ganan. Cierto que muchas veces sufren los daños colaterales de los que no saben actuar sosteniblemente, pero el mundo les pertenece a ellos.

Gracias a que Microsoft ha regalado millones de ordenadores en zonas desfavorecidas se han asegurado que siempre habrá suficiente gente interesada y formada en informática para consumir su software. Gracias a que Sainsbury´s (supermercado inglés) ha pagado clases extraescolares de cocina a miles de niños se han asegurado que miles de adultos irán a buscar su comida al supermercado y no al Mcdonalds. Ambos son líderes, ambos ganan millones, tanto hoy como mañana. Y ya de paso, hacen un mundo mejor.

jueves, 5 de febrero de 2009

Devil is in the detail

El otro día me volví a encontrar con un ejemplo de cómo un nimio detalle puede jugar en contra de una empresa.

Como persona nueva en la ciudad aun estoy buscando mi super, pero pensaba que lo había encontrado con Eroski-Caprabo. Este supermercado acaba de lanzar su tarjeta club y me parecía interesante ver cómo la gestionaban. Estaba decidido a ser cliente de Eroski. También porque te daban 8 euros con tu primera compra, y para qué negarlo, soy un pequeño bargain-hunter.

Estas tarjetas son muy caras de gestionar y lanzar. Por lo general la motivación detrás de estas tarjetas está detrás del análisis de patrones de compra, y no de conseguir la lealtad del cliente, pero ambas son deseables. En ambos casos, se requiere que el cliente vaya a comprar para generar retorno en tamaña inversión.

Es entonces cuando observo ridículo que habiendo invertido lo que hayan invertido, uno no pueda hacerse socio de Eroski porque, cómo me dijo la encargada, “desde Marketing no me mandan formularios desde hace un mes por más que se los pido”.

Que estúpido es eso? Estaban muy ocupados en Marketing para hacer unas fotocopias en un mes?

Así que me voy a permitir poner un número a la vagancia de “Marketing”.

Si yo y mi novia gastamos 40 euros a la semana en el super, hacemos compra 40 semanas al año y permanecemos fieles 10 años, Eroski ha visto irse por la puerta (al Carrefour de al lado en el que descubrí que a partir de 40 euros te llevan la compra a casa) 16,000 euros en ventas. Si 6 personas han tomado la misma decisión en ese mes, hablamos de 100,000 euros de valor de vida de cliente tirados…a la competencia.

Súmale ahora pérdida de socios con los que garantizar buenas muestras para el estudio y, por último, gente con tanto tiempo libre para escribir en un blog que en Eroski son unos chapuzas.

Ya de hecho, aprovecho para decir que en el Carrefour de Cuatro caminos hay muchas más variedad, una sección de pescadería estupenda y desde ayer mismo van a estar llevándome 40 euros de compra semanal a casa, 40 veces al año, unos 10 años de vida como cliente.